domingo, 22 de octubre de 2006

Relatos cortos

Diario de una Noctámbula

Noctámbula camina por el desierto. Hasta el horizonte infinito se extiende la arena, que forma descuidadamente, debido al azar del viento, dunas como pequeñas olas en el mar. Hace calor, y el viento tórrido arroja granitos que se le meten en los ojos. Lleva paseando por el desierto no sabe ya cuanto. La monotonía del pasaje junto con la desolación han borrado de su memoria el tiempo que lleva caminando. Casi parece toda la vida, aunque tiene atisbos en su memoria,que le dejan intuir un pasado en el que todo fue distinto.
Tiene la esperanza de encontrar un oasis, pero eso no ocurre y su sed aumenta y aumenta. A veces sueña mientras camina que el desierto termina, formándose de éstas explanadas de arena, un hermoso páramo lleno de árboles, y flores, y ríos, donde habitan insectos, animales, y, ¿por qué no? hadas escondidas entre la maleza y criaturas mágicas como hermosos unicornios o dragones alados. En su ensoñación se ve como una princesa, que espera como en un cuento, que un valiente príncipe la rescate de su castillo, guardado por el maléfico dragón.
-¡Que idiota!- piensa, mientras agita su cabeza disipando la neblina de su fantasía-Todo el mundo sabe que los principes azules no existen. Que los felicísimos finales solo quedan en los cuentos de hadas, tan sólo capaces de ser creídos por niños aún inocentes.
Entonces se centra en su camino sin destino através del desierto.
De pronto, en un momento no determinado ni en el tiempo ni en el espacio de su largo peregrinaje... logra salir de si misma y, mirando desde fuera, descubre que ese ignoto desierto, no es más que una metáfora de lo que habita en su corazón. Observa que en otros tiempos no fue desierto yermo, si no, paraje de maleza muerta, abrasada. Ahondando más en su introspección, comprueba con sorpresa, como en un pasado llegó a ser tierra fértil, poblada de hermosos árboles, y flores, y ríos, incluso de hadas escondidas que bailaban entre la maleza y dragones que acechaban desde el cielo. Páramos de incalculable belleza donde quizás ella fuese, princesa de un hermoso castillo.
Entonces guarda la esperanza, de que, como los ciclos de las estaciones, vuelva el ciclo en el que el verdor de las hojas y los dulces rayos de sol, inundaban su corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmm, veo que yo no soy el único que está un poco triste últimamente. Debe ser el Otoño.

Anónimo dijo...

Entonces guarda la esperanza, de que, como los ciclos de las estaciones, vuelva el ciclo en el que el verdor de las hojas y los dulces rayos de sol, inundaban su corazón

Supongo q es la frase q mas me ha llamado la atencion.

Todo ciclo llega a su fin, y a la vez comienza uno nuevo. la pregunta es.. ¿ en q ciclo nos encontramos?, la oscuridad lo envuelve todo, parece q todo es gris , incluso en dias soleados.