viernes, 22 de enero de 2010

Momento para mí



Se levanta temprano como todas las mañanas, nada más sonar el despertador. Un nuevo y duro día amanece y qué mejor manera de empezar que con su taza de café en la mano y el periódico del día de ayer comprado en el kiosco de al lado de casa justo al volver del trabajo (y ahora es que no falla ni uno, que por un euro más te regalan un DVD de alguna peli). Es lo que llama “momento para mí”. Según ha leído en algún sitio, para poder afrontar el trabajo día a día, lo mejor es empezarlo con algo que le agrade, y esa sensación lo acompañará para el resto de la jornada. Ya con ánimos, se enfunda en su traje y corbata después de una ducha tonificante, sin olvidar tirar el periódico al contenedor de papel que, otra cosa no, pero concienciado con el medio ambiente está.

Llega a la oficina con una amplia sonrisa en la cara, derrochando carisma. Sabe perfectamente que el grupo de niñas de recursos humanos lo está mirando, y es que las tiene como locas. “Esta noche cae la Sonia en la reunión semestral, no veas si está buena la tipa” piensa mientras se le escapa en una mueca su típica sonrisa torcida que delata vanidad.




A unos cuantos (bastantes) kilómetros de allí, un niño se despierta nada más intuir los rayos matutinos. Se levanta de su camastro y, sin más calzado que su propia piel, sale tinaja en hombro hacia la fuente que está a un par de kilómetros. Hoy le toca a él abastecer al resto de su familia de agua, y más vale que se dé prisa, por que si no puede ser que llegue tarde al trabajo, y eso no puede ser, no puede permitirse perderlo. Que con sus, tan solo, ocho años, haya conseguido un sitio en la fábrica de balones, es todo un lujo. Ya quisieran otros poder ser así de útiles al resto de su familia y, encima, no tener que dedicarse a las pesadas tareas de la mina como hacía, antes de que le entrara esa tos tan mala, su padre.

Pasan las horas...

Qué dura que es la vida...

Si es que no se puede trabajar tanto...

Sale con el tiempo justo de coger el coche y llegar al hotel donde se hará la recepción. Otra vez los grandes de la empresa hablarán de cifras y seguramente salga su nombre. Desde luego ha sido el ejecutivo más agresivo y que, al final, más ventas ha conseguido. Huele a ascenso. “Este año cae el yate y un viaje a Brasil... Temblad, brasileñas”.

Ya en el catering, desenfunda sus armas para la conquista que tiene planeada para esa noche: Sonia. Como si de un pavo real se tratase, se pavonea jactándose de sus enormes progresos, impresionando a la impresionable Sonia, que no tiene más que ojos para el bien formado cuerpo de gimnasio que gasta el chaval.

“Ummm que rica sopa.”

Algo aguada, pero a él le sabe a gloria divina después de 14 horas de trabajo: al menos hoy el hueso de algoparecidoalpollo tiene carnecita...

Un día más, ha conseguido que su familia pueda alimentarse. Su hermana realmente lo necesita porque el trabajo en el campo es muy duro, y más para una niña de su edad. Un día más se siente satisfecho. Además, esa noche ocurre algo especial, han venido ciertos extraños turistas al pueblo. Han traído comida con ellos y han prometido que mañana la repartirán, también dicen nosequé de ayudar a construir una nueva fuente de agua más cerca. Pero eso no es lo mejor de todo, lo mejor es que el que habla su idioma va a reunir a los niños para leerles cuentos que narran historias de lejanos países y no piensa perdérselo, ni él ni su hermana.



Pero lo que no sabía es que esa noche deparaba más sorpresas... porque también un grupo de gente no grata se ha enterado de la llegada de los "turistas" y, en mitad de aquella reunión infantil, aparecen como mercenarios encañonando y usando, a diestro y siniestro, armas de contrabando que acaba tiñendo de muerte el suelo de la plaza y callejuelas circundantes. Ahora ya tienen comida para extorsionar al resto, y quien, en un absceso de valor, quiera detenerlos, sólo tiene que posar sus ojos en los cuerpos de los niños que yacen sobre un gran y sangriento charco para disuadirlo.

A la mañana siguiente un despertador martillea los tímpanos resacosos que le obligan a levantar. A pesar de la incipiente jaqueca se permite mirar de manera triunfante a Sonia que duerme, a pesar de todo ruido, desnuda al otro lado de la cama.

“Esta ha sido una gran noche... pero ahora toca ir de vuelta a la oficina, que hay que firmar los papeles de mi nuevo ascenso.”

Poco después, taza de café en mano y con cierto aire orgulloso, ojea el periódico en su “momento para mí” como si aquellas noticias que lee no tuvieran nada que ver con él, como si fueran de otro mundo que ni siquiera percibe como real.

4 comentarios:

CP dijo...

Sublime!! Con este te has superado, felicidades!!

Sonámbula dijo...

Gracias :$

Díptera dijo...

hola sevillana jejej si ya ves es mi peke, estoy un poco cansada porque esto de ser mama cansa, pa ke te voy a engañar, pero verle cada dia merece la pena, es una experiencia que no sabria describir..irrepetible...un beso !

Nozing dijo...

Bonito pero triste. La banda sonora le va que mi pintada (una de mis canciones favoritas).

Me ha gustado mucho :-D