domingo, 9 de octubre de 2005

Relatos cortos

Diario de una Noctámbula
Al otro lado del escenario

Una noche más, estoy sola. Me asomo por la ventana y sólo veo la oscuridad de la noche, rota por

la luz de pequeñas bombillas. Deben ser cerca de las tres de la madrugada, y el viento que corre
es frío y seco, como el sentimiento de soledad melancólica que me embarga.
Ya estoy acostumbrada a esta sensación. Desde muy pequeña, al mirar atentamente
hacia el mundo, me parecía que se podía romper en cualquier momento, sentía tan distante de mi
todo lo que me rodeaba...
El insomnio parece mi único eterno compañero, debe ser que, después de todo, soy una criatura de
la noche. Decido no quedarme contemplando sin más el paisaje desde mi ventana, y poniendome
mi abrigo largo y azabache, salgo al exterior.
Las calles están desiertas, el frio envuelve con sus brazos invisibles y una neblina suave comienza
a alzarse desde el suelo. Parece una auténtica ciudad fantasma, donde, en cualquier momento
pueda aparecer un no-muerto de la nada y llevarte a su oscuro mundo.
Al llegar a una de las calles de movida, recuerdo que hoy es fin de semana, y veo como, grupos de
jóvenes borrachos se divierten. Veo sus caras y sonrisas, como de plástico. Escucho sus risas y
voces. Los veo pasar a mi lado, tambaleantes, con la mirada perdida en el vacío, ¿también su alma
estará perdida? (Parece ser que hay más no-muertos por el mundo de lo que pensaba, y ya no me
parece tan romántica la idea de ser raptada por uno de ellos)
Desde luego es impresionante como de llena está la calle y a pesar de que muchos deben tener mi
edad, mi soledad se acentua, me siento tan distante de lo que ocurre a mi alrededor...
Es como si una obra de teatro discurriera en mi entorno y toda esa gentecilla drogada fueran los
actores, y los edificios, bares y árboles, fueran de atrezzo, y entonces la sensación de que nací en un
mundo y en un tiempo que no me corresponde se vuelve presente.
Giro rápidamente por la primera callejuela que encuentro, huyendo de la algarabía y esa temible sensación,
y al levantar la vista veo un cartel que me llama la atención:

"Al otro lado del escenario"

Nunca me había fijado en este bar... no lo recordaba, y que apropiado para mi estado de animo, aunque
quién sabe, quizás sea un bar de ambiente. Aún asi no tengo mucho que perder, y la curiosidad me llama,
nunca he creido en las casualidades.

Al entrar me encontré en un pequeño recinto, oscuro, con algunas luces tenues azules y rojas. No hay
mucha gente, alguna pareja sentada en los sofas y la barras estaba prácticamente vacía.

Me acerco a la barra y le pido al camarero un ron-cola, bastante cargado. Enciendo un cigarrillo y me
dedico a contemplar el ambiente, prácticamente nulo del local y a escuchar la suave música. Me gusta.

-Perdona, ¿tienes otro cigarro para mi?

Sacándome de mi ensoñación, alargo mi mano ofreciendoselo al que a perturbado mi momento, y al mirar
veo a un atractivo personaje, de unos veintitantos años, que me esta analizando con ojo clínico.

-Nunca la habia visto aquí ¿cómo ha llegado? ¿huyendo de los zombies de las calles? si es asi, esta en lugar seguro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mu bueno el relato... Una modalidad ke rekuerdo haber practicado de joven...

Ahora solo escribos escuetos komentarios en los blogs de las personas ke me importan... Y algunas lineas de desvarios en el mio...

Y bueno... Tambien escribo en el trabajo kosas del trabajo...

Ya te pasare alguna kosa escrita por mi... ;)