viernes, 4 de enero de 2008

Despierta!


Quiero volver a ver campos verdes y cielos azules, oler el aroma de las flores y sentir el frescor del día como si fuera la primera vez. Recuerdos de amaneceres en el mar y la brisa con olor a sal penetrando por mis fosas nasales, mientras me impresionaba por la gama de colores que adquiría el cielo en su tránsito de la noche al día.

Con los años parece que los sentimientos se adormecen, se hacen de cartón. La curiosidad del niño y su mirada inquieta de emoción ante las pequeñas cosas de la vida parece que se extingue. Parece como que nos acostumbramos.

Con los años, la vida también ha enseñado que puede ser cruel, y en reacción, nosotros nos volvemos "maduros", controlamos nuestros sentimientos hasta que los metemos en una caja de plomo que tememos volver a abrir. Las heridas en el alma son de difícil curación.

Y el autocontrol hace que aparezca desazón, se vive una vida por la que se pasa un poco como de puntillas. El autocontrol a veces nos deshumaniza... pero la falta de control nos destroza... ¿Dónde está el límite? ¿Cuándo la sensatez y precaución se transforman en miedo que nos impide estar al 100% en nuestro pequeño paso por este mundo?


A veces me gustaría despertar más a menudo a mi niña interior en vez de pasar tanto mis actos por el filtro de la razón.

2 comentarios:

Nébula dijo...

¿Sabes qué? Creo que el querer conocer ese límite entre el autocontrol y el dejarse llevar es querer sobreprotegernos nosotros mismos y, a la vez, nunca querer meter la pata con los demás. En parte, es absurdo, porque los mismos límites no valen para todas las personas; cada persona es un mundo. Quizás la vida está diseñada de tal forma para que nuestro paso por ella implique equivocarnos continuamente y, en parte, eso es lo bonico, ¿no?... Si alguien fuera tan sabio como para conocer esos límites, la vida tendría poco que enseñarle e iría por el mundo con su escudo para que nada le afecte; en resumen: viviría su vida a medias. Por supuesto, nadie queremos equivocarnos en lo que hacemos, expresamos... y, mi opinión es que mientras que esa intención esté ahí, es lo importante, porque los medios vendrán solos y nuestras mismas experiencias se encargarán de enseñarnos. En otra entrada decías que el caminante hace camino al andar... Pues creo que sería algo así :)

d2 dijo...

Me encanta como escribes. Gracias por tu blog