jueves, 13 de noviembre de 2008

Viaje sonoro

(Imprescindible una preparación previa a la lectura. Déjense los pensamientos diarios aparcados en una calle circundante allá donde no llegue la vista. Desnude su mente y deje el canal libre de todo obstáculo. A ser posible usar mejor unos buenos auriculares aunque esto no es imprescindible. Pulse el “play” y suba el volumen a la intensidad adecuada. Ahora, respire profundamente durante 20 - 25 segundos y déjese simplemente llevar.)






Es entonces cuando las ondas sonoras entrar en un fluir continuo a través de la cabeza inundando cada centímetro de piel. Se extiende y a cada cambio de ritmo, a cada frase de la melodía, a cada nuevo estímulo, el cuerpo reacciona entrando en estados distintos.

Sensaciones.

A veces parece que tu cuerpo esta como dormido, que todo evento externo es amortiguado por un colchón invisible que te envuelve. Acaríciame y apenas sentiré nada. Los sentimientos están dormidos bajo la piel. Estás dormido bajo tu propia piel insensibilizada.

Y entonces… consigues dejarte llevar.
Y entra a borbotones.

Borbotones ordenados, ondulantes, de vibraciones que se transforman en colores, colores que se transforman en sentimientos a través de un nuevo canal de comunicación, de un sexto sentido.

¿Notas esa presión en el pecho? ¿Notas como te trasporta? Abre tu mente un poco más…

Trance.

Y el frescor invade el cuerpo antes dormido… Ahora todo se ve con los ojos de nuestro niño interior tan capaz de sentir y asombrarse. Todo está a flor de piel y tienes ganas de llorar para liberar esa tensión que se acumula en el pecho en un estallido de color.

(Y es que este sentimiento, una de las pocas cosas que me lo producen es escuchar música, como en este caso me ha pasado con Jeff Buckley. Gracias, Nébula, por descubrírmelo… un poco tarde por que ya no está para poder escucharlo en directo, pero justo a tiempo para volver a sentir estas extrañas e intensas sensaciones)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Tal día como hoy

Tal día como hoy salió un ruiseñor a cantarle al sol naciente.


Tal día como hoy los rayos de ese sol tiñeron de color el angosto y lúgubre camino transformándolo en un agradable paseo a la rivera del río.


Tal día como hoy… una niña comenzó a sonreír.