martes, 24 de junio de 2008

Breve ojeada a través del velo

Alza sus manos y las mira, despierta en la consciencia de si mismo. A través de la visión de los surcos que forman su piel, la sensación de sentirse extraño en su propio cuerpo le invade. Se siente confusamente vivo… y a la vez ajeno a ese cuerpo, a este mundo.

Inmerso en el día a día no tiene tiempo de detenerse en el ritmo apabullante de la vida impuesta para disfrutar intrínsecamente de la sensación inmensa (también terrible, como un salto a los abismos de lo desconocido) de saberse vivo.



Los días de trabajo son duros en la oficina. No tiene ni un momento para poder pensar en él y en su familia. Y cuando llega a la casa, después de compartir las tareas del hogar con su esposa, cae como un objeto contundente sobre la almohada… para despertar al día siguiente casi en la misma postura en la que el cansancio le derrumbó.

En esos momentos de iluminación que le hacen despertar en la consciencia de si, promete que tiene que hacer algo con su vida, que no dejará que la corriente de la sociedad le vuelva una ovejita más que sigue al rebaño anulando su individualidad, anulando esa sensación de estar vivo por no poder parar ni a pensar, ni a sentir.



Cuando tiene un hueco se escapa al campo con su familia. Su mujer y él tienden su mantelito en la hierba. Disfrutan andando, paseando o viendo a la pequeña jugar, uniéndose a la naturaleza para dejar de lado el torbellino diario que les arrastra, y descansar en lo que ellos llaman su “isla de paz”.

-Mi vida, - le dice a su bonita esposa de rasgos cansados por el ajetreo continuo- algún día nos iremos de la ciudad… huiremos a algún lugar donde reine la quietud, donde solo nos preocuparemos durante el resto de nuestros días a sentir la vida, a aprender a vivirla.

miércoles, 18 de junio de 2008

Cansancio

Últimamente, el cansancio se ha apoderado de mi cuerpo... Tengo que encontrar la energía que me recargue. ¿Será el maldito calor sevillano? ¿Será que tengo la tensión por los suelos? ¿Será que se me ha quitado el hambre y hasta me olvido de alguna comida?

viernes, 6 de junio de 2008

Relatos Cortos

Diario de una Noctámbula


Bajo la luz de las estrellas Noctámbula yace sobre la hierba, atenta solo al tintineo de esas pequeñas luces que colman el cielo negro.

A su mente acuden imágenes intermitentes cómo las estrellas que vislumbra. Imágenes del pasado e imágenes de posibles futuro, que deja fluir por su mente sin intervenir en ellas.

Y observa que la vida es cómo el discurrir de sus pensamientos, y que si se dejan fluir los acontecimientos, sin pararse demasiado en ellos, sin darle la importancia que no tienen, ella fluye con ellos, con la vida.

Así consigue durante unos instantes sentirse en armonía con todo lo que le rodea, percibe que es uno con el todo, que sus problemas no son tan grandes, ni las cosas tan complicadas como se ven cuando se está sumergido en la vorágine de preocupaciones humanas egocentristas sin mirar más allá.

Noctámbula está aprendiendo a ver las cosas desde fuera de esa vorágine, y la serenidad empieza a invadir su ser hasta ser un estado intrínseco a ella. Sus ojos reflejan la quietud del que tiene las cosas bajo control por que ha aprendido a no perder el que tiene sobre ella a pesar de las adversidades que pueda depararle el destino.

La vida es sufrimiento, la causa de este sufrimiento proviene de que el hombre desconoce la naturaleza de la realidad y se apega a los bienes materiales, el sufrimiento puede tener fin si el hombre logra superar su ignorancia y renuncia a las ataduras mundanas. Enseñanzas de Buda.