domingo, 2 de mayo de 2010

Emma

A veces ocurren ciertos hechos que te hacen ver, por unos momentos, como todo está conectado. Si tu cabeza está bien "sintonizada" eres capaz de percibir el todo como un tejido, donde la dualidad tiempo-espacio es el lienzo donde se pintan los sucesos cuyos actores son cada vástago (seres vivos e inertes) del universo.

La noche que daba paso del día 27 al 28 de Abril, viví uno de esos momentos. Dentro de mi, después del primer aviso sabía que esa noche iba a ser la noche, cada signo que percibía lo atestiguaba. Cuando algo realmente importante va a pasar, se me agarran las tripas y me acelero, mientras una sensación de temor a lo desconocido me envuelve desde el exterior, como si fuera un sentimiento ajeno a mi. Desgraciadamente cuando he entrado en un estado similar al de esa noche, al poco, o incluso justo en esos momentos, ocurre algo terrible. Las anteriores veces precedían a la muerte de algún ser querido. Pero por primera vez, (y diez días antes de lo esperado) ha precedido a la vida.



Y todo ocurrió, bajo mi perspectiva, acunado por la luna llena que se asomaba por mi ventana cada vez que, intranquila y expectante, me despertaba de mi liviano sueño y miraba a través del cristal. Y ahí estaba redonda, blanca, espectral. Luna llena que daba la bienvenida a Emma.

(¡Es la cosa más bonita del mundoooo! :____D )