jueves, 5 de abril de 2007

Relatos cortos

Diario de una Noctámbula



Una noche de primavera surge tranquila. La luna menguante asoma solo una franja de su luz, como una puerta que se entre abre (o entre cierra.) En el cielo las estrellas parecen salpicaduras traviesas hechas por el pincel de un pintor sobre un lienzo negro.

Mientras tanto, Noctámbula camina por la arena de una playa desierta, donde el mar se pierde con el cielo, y no se sabe distinguir el horizonte, perdiendo toda su profundidad, cuya visión da lugar a una pintura sumi-e.

La noche es realmente fresca, y Noctámbula se acurruca en su abrigo al notar como la brisa fría proveniente del mar recorre su espinazo produciendo que todo el bello se le erice a su paso, y un escalofrío le recorra su columna vertebral como una pequeña descarga eléctrica.

Noctámbula camina descalza sobre la arena desprovista de todo el calor que almacenó durante el día, notando como los granitos de lo que antes fue roca, resbala a través de la piel de su pie y dedos. Se concentra en el tacto, donde deja impreso en su planta las sensaciones "suave" y "frío".

Mira a su alrededor, y sólo abarca a ver mar y dunas de arena. Intuyendo en la ilusión del horizonte, el infinito inconmensurable.

"La mente es tan limitada, nuestro concepto de realidad se rige por modelos sacados de la experiencia que no se basan más que en resultados de experimentos recogidos por nuestros imperfectos sentidos, expresados bajo el lenguaje de las matemáticas, y simplificado a tal extremo que sólo somos capaces de intuir un atisbo de lo que nuestra mente llama realidad."

Con sus imperfectos sentidos a pleno rendimiento y en alerta, siente, con la venida de un soplo de brisa fresca y al ser plenamente consciente de cómo esa sensación que denominamos frío recorre su piel, nota lo "pequeña" que es en lo que llamamos universo y, disolviendo su consciencia de YO (que tan atrapado tiene al ser humano) por unos instantes es capaz de percibir como se "funde" con el universo, cómo es una con el resto de las cosas, y un pequeño destello de lo inconmensurable (más pequeño incluso que la apertura por la que se asoma, vergonzosa, la luna menguante) le muestra que forma parte de ello, como el mar, un grano de arena, o la estrella que tintinea en el cielo.

1 comentario:

DarthIA dijo...

Vaya, has conseguido relajarme mucho con tu relato. Me ha gustado la descripción tan sensorial, aunque imperfecta, que has hecho ;)