Huída
“Anoche, cuando la luna ya había pasado por su cenit, entre sueños y divagaciones, lo decidí.
Harta de la monotonía del sin sentido que la vida me parecía, estaba dispuesta a escapar de la realidad auto impuesta por ésta, nuestra sociedad.
Días de hastío en el trabajo… espera, que digo días, semanas, meses… algo más de un año, merman poco a poco el ánimo, al igual que el viento y el agua erosionan la roca desnuda. Y no sólo el trabajo… nada que hacer interesante en el tiempo libre… la ciudad muere entre muestras de catetismo exacerbado, dónde lo máximo a lo que aspira la noche es a ver una película de guión carcomido destinada a drenar tu cerebro… o ir a un local de moda dónde la música cuadriculada y de patrones estudiados para su simplicidad, vuelven simples los cerebros. Vivimos girando en un torbellino de embrutecimiento colectivo cuyo vórtice termina con toda individualidad y autenticidad.
¿Tan raro es querer pensar? ¿Tan raro es querer evolucionar y no contentarme con tener para llenarme la barriga? No soy un animal… bueno, si lo soy, pero, por desgracia, se me bendijo con el “don” de la conciencia de uno mismo y con el raciocinio.
¿Y si a un animal pensante se le capa la capacidad de pensar? ¿Qué nos queda? Algo así como un ser alienado de si mismo… Si tuviera consistencia, sería algo así como una vulva negra andante y gelatinosa.
Anoche, en estado de duermevela, brotó la inspiración: he encontrado el camino para no pudrirme, para desgarrar las cadenas que me ligan a esta manera de vivir socialmente impuesta.”
Así terminaba la carta de Ana. Junto a ella se encontraba su piel desnuda. La había dejado al borde de la cama como si de un pijama se tratara. De algún modo, sí, se puede decir que debía haber trascendido. Nadie supo jamás a donde se habría dirigido… Toda búsqueda fue infructífera.
-Claro, si lo piensas, - dijo Juan saliendo de su meditación – seguramente no estemos buscando en el plano correcto. Quizás ya no pertenezca al plano que nosotros conocemos y esté fuera del alcance de nuestra visión.
jueves, 18 de septiembre de 2008
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7 comentarios:
hay q pensar sino el cerebro se seca como una pasa
El problema de huir es precisamente que no todo lo que dejas atrás merece ser dejado atrás. La contrapartida es que ese algo o alguien nunca dejará de buscarte y esperarte.
No os preocupéis por Ana. Volvió a su piel para sentirse maravillosamente atrapada de nuevo, solo para volver a sentir las todavía más amaravillosas ganas de volar.
Ese tercer gran parrafo en la carta de Ana me ha zarandeado...
Y a mi me gusta que me zarandeen!!
Muack!
Cuando uno huye porque no sabe lo que le espera, es un acto de cobardes; cuando uno huye porque sabe lo que le espera, es un acto de valientes.
Una alegría leerte de nuevo :)
No se..
Creo que debemos enfrentar lo que se nos viene encima, comos ea, con fuerza devoluntad, no dejarse llevar por la desesperación.
abrazos.
OWOW INTERESANTE. PASO A SALUDAR DESPUES DE MUCHO TIEMPO.
SALU2 TRIPLES POR TODOS LOS QUE TE DEBO
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