viernes, 22 de septiembre de 2006

Welcome to hell, my hell


El infierno no es un sitio donde el fuego existe eternamente y las infortunadas almas arden y se consumen en calderos enegrecidos y gigantes por los evos imperecederos, donde las almas de los condenados gimen exalando su culpa en pos del perdón divino.

El infierno está hecho a medida, y lo llevamos cada uno a cuestas. Es nuestro querido averno personal. No lo componen miríadas de almas que se contorsionan dolorosamente, lo que se contorsionan son nuestros complejos, vanidades, miedos y dudas. El ser humano nace en la inocencia, con su infierno particular vacío y nuevito, sin ratro de ollín y sin olor a azufre. Con el paso de los años, y a medida que crecemos y vamos perdiendo nuestra inocencia, vamos llenádolo de nuestra mierda, que arderá hasta que nosotros mismos ardamos en el tantatorio, o hasta que, cansados ya de sufrir penosamente por ello, bajemos personalmente a nuestro averno particular y nos dediquemos a buscar entre las brasas y los fuegos aquel complejo, vanidad, miedo o duda, del que somos concientes (muchos de ellos serán anónimos hasta que nos percatemos de que existe, pero eso no quiere decir que no estén gimiendo por alguna caldera)

Hay que buscar con ahínco en lo mas profundo de nosotros y esa búsqueda es bastante dolorosa, el fuego quema y suele ocurrir que no se encuentra a la primera y hay que pasar largo tiempo vagando por nuestro inframundo particular hasta lograr encontrar y después eliminar, aquello que nos aflije. Nunca podremos dejarlo tan vacío como cuando llegamos a este mundo, pero hay que intentar que esté lo menos poblado posible, porque cuanto más lleno, más se amplia el infierno particular y puede llegar a consumirnos por completo.

Ahor yo estoy, rifle en mano, vagando por el mío, que es basto de cojones. Llevo ya bastante tiempo pateando las colinas ardientes de ríos de lava, pero espero encontrar pronto lo que me aflije y eliminarlo (por lo menos las debilidades de las que soy consciente)

Deseadme suerte, hace calor aqui dentro!

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