lunes, 28 de abril de 2008

Pequeño espacio en el retiro

Llevo unos días de retiro cibernético. Apenas enciendo el Pc, y si lo hago es para mirar el correo.

Son fases...

Y pronto estaré de retiro físico también...



Ya estoy notando la paz que se respira transportada por el aire con olor a sal que te refresca y drena por dentro.

Volveré, quizás con fuerzas renovadas.

jueves, 17 de abril de 2008

Hastío




Tristeza que vuela con alas negras.

Desidia que llena un corazón que se siente, en parte, vacío.

Búsqueda ansiosa de un aprendizaje que destruya el estancamiento.

Aguas densas y estancadas donde me hundo lentamente y…

Sólo tengo ganas de respirar, de gritar, de liberar mi alma.

Y un impulso inductor de movimiento, me hace actuar.

Actuar contra la apatía y la monotonía.

Quiero aprender, quiero avanzar, quiero evolucionar.

Mi vida se vuelve en blanco y negro… pero necesito color para no perderme.



¿Te vienes a dar un paseo conmigo?

viernes, 11 de abril de 2008

Lacitos, galletas y monstruos innombrables

Idea sacada de mi subconciente mezclado incomprensiblemente con esto

jueves, 10 de abril de 2008

Evasión interior

Hay épocas en las que se busca un refugio.

Un refugio que poco a poco has ido adecuando en tu interior.

Un sitio sólo para ti, donde poder recogerte un tiempo, aislarte del mundo exterior.

En tiempos de incertidumbre me da por encerrarme un ratito en casa (hablando tanto metafóricamente como literalmente), intentando poner orden tanto a lo que ocurre en el exterior como en el interior.

Me gusta imaginarme en una playa de arena blanca, y agua y cielo azul. Sentir que los rayos de sol calientan mi piel y que una luz dorada lo envuelve todo. O cómo el agua me acaricia refrescándome.



Buscando la objetividad.

Eliminando los miedos que no llevan a nada.

Necesito evadirme.



A veces olvido cómo era cuando no me sentía (tan) sola.

A veces pienso si cuando llegue el momento, tendré el valor para volverme a dar.

¿Dónde coño deje mi poción antimiedos?

Pero, ¿Cómo no tener miedo? si tu presencia hace que me revuelva por dentro de manera casi visceral, si mis sentidos se alborotan cómo un mar embravecido en medio de la fuerza eléctrica de una tormenta. Promotor del movimiento.

Entonces cierro los ojos, voy a mi refugio y escucho lo que mi espíritu me canta con su suave voz casi imperceptible. Y sus versos me dan fuerzas como rayos de luz solar para quitarle importancia a esos miedos que me trae la Sombra.





Creo que voy a bajar a las cavernas de debajo de casa a ver si le pongo lacitos a mi monstruito lleno de tentáculos viscosos, que está un poco alterado… Ya sé, le ofreceré una galletitas de chocolate, quizás así me devuelva la poción…

A veces pienso demasiado, a veces soy demasiado humana… que alguien me ampute el cerebro…

lunes, 7 de abril de 2008

Juegos del destino


Yuri era un hombre al que el destino gustaba de atormentar con calamidades aterradoras. Yuri, desde muy pequeño, parecía estar marcado con la señal de los malditos, pues no era normal que la vida se cebara de esa manera con él. Si es cierto que el karma existía, probablemente él hubiera sido, en una vida anterior, el mismísimo retoño del diablo cuando menos.



Poco después de cumplir sus 7 primaveras, cierta noche en la que Yuri dormía en casa de sus primos, el padre --el cual golpeaba a su débil madre y a él cada vez que el alcohol se mezclaba con su sangre, cosa que ocurría muy a menudo— arrebató la vida de esta con cada golpe de una brutal paliza. Una vez vovió en sí, las culpas le condujeron al suicidio, tras ser consciente de la carnicería que había cometido, tirándose por la ventana de un sexto y cayendo en lo alto de un coche aparcado derramándose por el capó hundido.



Pero de aquél día, no sólo recuerda vívidamente el momento en que su tía le comunicó que ya no volvería a ver a sus padres, si no el amanecer precioso que, entre lágrimas de un niño que aún no podía entender que significaba la muerte, penetraba por sus ojos en forma de radiantes colores y le hacía sentir, por primera vez, que estaba vivo, mientras una sensación de realidad y plenitud inundaban su palpitante corazón.



Su joven tía se apiadó de él. En su gran corazón tenía espacio para cobijar a la criaturita que había quedado desvalida. Y así creció en el seno de una familia que lo quería, con su primo dos años menor que se convertiría pronto en uno de sus mejores amigos y con el que compartía varios años de su vida.



Cierto día, ya de jóvenes, mientras volvían a casa de tomar unas copas con los amigos, fueron asaltados por unos atracadores que al ver que el primo de Yuri – maromo de casi dos metros de altura y dispuesto a liarse a hostias con ellos—no se amedrentaba, fingieron huir para, poco después, apuñalarlo por la espalda cuando estos, confiados, continuaban su camino, huyendo del lugar del crimen antes de que nadie pudiera hacer nada. Y Yuri maldijo a los despiadados asesinos, a dios (si es que existía) y al universo infinito al ver que a su primo y amigo se le escapaba la vida mientras lo mecía entre sus brazos, cubierto de sangre roja.



Y en el funeral, entre llantos y lloros, conoció a la que era pareja hasta entonces de su primo y, lo que aún era más importante, a la hermana de esta, Marta, que en un futuro no demasiado lejano se convertiría en su esposa. Y la primera noche que amaneció con ella en la cama, abrió las ventanas y, como cuando era niño, los colores del amanecer inundaron su conciencia haciéndole sentir la vida en cada poro de su piel.



Años felices se sucedieron para Yuri, años donde el amor primaba en su vida, hasta que culminó con el nacimiento de su hijo, un varón gordito cual buda que albergaba el milagro de la vida y cuyo venir al mundo fue como un regalo precioso que no podía ser descrito con palabras.



Pero el destino guardaba otro golpe aún, un golpe aterrador… y cierto día en el que la mujer de Yuri conducía de regreso a casa con él y su hijo, un vehículo conducido por un personaje ebrio entró en dirección contraria a la autopista por la que circulaba la feliz familia. Marta se vio de golpe en la situación de peligro, con un psicópata que iba directo a chocar con ellos frontalmente, y, en un atisbo de conciencia, se dio cuenta que si giraba bruscamente hacia la derecha podría volcar hacia ese lado y condenar a su familia a una muerte segura… así que lo hizo hacia la izquierda. El coche evitó el choque pero volcó en esa dirección lo que hundió el capó por la parte del conductor hasta casi rozar el asiento. Cuando Yuri volvió en sí, el médico le dijo que tenía dos noticias que darle, una buena y otra mala: la buena, que su hijo estaba ileso; la mala, que su mujer había muerto y que él había perdido la pierna derecha.



Yuri lloró amargamente, clamando al cielo por qué se había llevado a uno de los seres que más amaba en la faz de la tierra… hasta que llegó el amanecer, y le trajeron a su hijo que, cómo un budita, le sonreía feliz y gordito, y le alargaba los brazos para que lo cogiera y meciera. Y alzando al niño vio en la ventana que estaba justo detrás, cómo el sol salía por el horizonte y una alegría inmensa al ver a su primogénito sano y salvo hizo, otra vez, que esos colores provenientes de la luz le enseñaran que estaba vivo, y le llenó de fuerza para seguir afrontando su destino.



Yuri se rehabilitó y aprendió a andar con una prótesis pasado el tiempo. También aprendió a pintar hermosos cuadros donde era capaz de captar la luz y los colores con especial maestría, y leyó muchos libros que le enseñaron cosas útiles mientras estaba postrado en la cama sin poder andar. Todo esto le ayudó a educar a su hijo de manera sabia y sacar de él un hombre de provecho.



El día en que Yuri murió, su hijo lloraba mientras lo veía postrado en la cama. Lloraba por que su padre se iba, lloraba por la vida tan dura que les había tocado vivir y por los sufrimientos por los que habían pasado. Pero su padre le sonrió y le dijo que si no hubiera sido así, ahora él no estaría aquí… podría haber muerto el día de la paliza en el que falleció su madre si no hubiera estado en casa de sus tíos, o no haberse criado con su primo. Podría no haber conocido a su madre si su primo no hubiera muerto. Podría haber fallecido junto a él, su hijo, el día del accidente si Marta no se hubiera sacrificado. Si no hubiera perdido la pierna, no hubiera pintado nunca, ni le hubiera enseñado aquello aprendido de los libros… Y entonces le dijo unas palabras que se grabaron en él a fuego, como la última enseñanza de su padre:



"No olvides que, en esta vida, las cosas ocurren por algo y está en nosotros aprender a apreciar lo que nos brinda, sin dejarnos hundir y absorber por las cosas terribles que ocurren, si no, apoyándonos en todo lo hermoso que nos deja. En nosotros está colocar el prisma con el que mirar a través para ver la vida. En nosotros está sacar lo positivo, crecer y aprender de ella."

Nota: Segunda y última correción (con un poquito de ayuda :P)

miércoles, 2 de abril de 2008

Fugaz visita a mi casa onírica


Me encuentro en mi casa onírica, es grande y de paredes blancas, llena de recovecos y habitaciones. En la parte trasera, donde está la cocina, se encuentra una puerta posterior que da a unas escaleras cuidadas situadas en el exterior, que bajan, talladas y construidas en un barranquito, a una especie de cobertizo, o habitáculo, adyacente a la casa, donde está la biblioteca y estudio que también parece una especie de laboratorio: hay tubos de ensayo situados al fondo y parece que todo lo necesario para practicar la alquimia. En uno de los rincones hay una bola del mundo con aspecto antiguo, de esas que giran en torno a un pie para poder observar los países. Se respira un ambiente de magia y misticismo en toda la estancia.

Y de la parte posterior a este habitáculo, también desciende una escalera, que lleva a una especie de caverna, o cueva, situada debajo de la casa, escavada en la tierra. Al entrar en ella descendiendo por dichas escaleras, encontramos que salen dos bifurcaciones. Una lleva a un laberinto de intrincados pasajes, y el otro (cuyo acceso está cercado por una puerta enrejada de la cual poseo la llave) a un oscuro abismo cruzado por puentes naturales de roca que guarda en sus profundidades cierta criatura que se presenta ante mis recuerdos como una colosal masa de tentáculos, ciega y con muchas bocas de afilados colmillos, que yace dormida apaciblemente.

A veces, dicha puerta me produce una aprensión terrorífica. Otras, he abierto la puerta y me encuentro paseando por los puentes silenciosamente, sabiendo que mi monstruo particular duerme apaciblemente oculto en las sombras del casi infinito abismo y mi último deseo es molestarlo. Otras no temo en nada a ese monstruo y voy con lacitos rosas a ver si me deja ponérselo en algún tentáculo viscoso que asoma de las profundidades abismales de vez en cuando.

Es curioso como representa el subconsciente a aquella parte oscura del ser humano, aquellos miedos y complejos. Al menos de esta manera es divertido pasear por las sendas oníricas que teje, y visitar a tu Sombra es algo emocionante (sobre todo cuando voy a ponerle hermosos lacitos rosas y asoma sus tentáculos viscosos y babeantes, de momento, inofensivos…)

También puede ser una advertencia de que he jugado demasiado al rol de peque y que deje ya de releerme los relatos de Lovecraft sobre los Mitos de Cthulhu… quién sabe…

That is not dead
which can eternal lie
yet with strange aeons
even death may die.
by "The call of Cthulhu", H.P. Lovecraft.

martes, 1 de abril de 2008

Disertaciones de fín de semana

Al mirar lo que el ser humano es en sí, al observar objetivamente y desde fuera el comportamiento de éste, al ver como unos pocos de esos insecto-humanos hacen y deshacen a su antojo llevados por la codicia y el poder, que parece que todo lo justifica, y ver cómo destrozan a su propia raza al son del dinero, danzando en torno a él como si de un dios se tratara, sacrificando personas por puro egoismo intentando llenar su alma vacía de cosas y bienestar (y no lo conseguirán, por que el vacío que les persigue es la misma carencia de alma que se empeñaron en asesinar).

Todo vale.

La vida de las personas SI tiene un precio.

Pisotear al compañero de trabajo impunemente para conseguir ascender. Subir los alquileres por que, si ahora el gobierno da una ayuda a los jóvenes que destinan más del 50% de su sueldo en una vivienda, pues como no sacar tajada y terminar quedándoselo ellos. Desencadenar una guerra en Irak para obtener su petróleo e intentar poner sus propios dirigentes para tenerlos controlados. Quitar las riquezas de un tercer mundo que se muere de hambre para que el primero sea un poco más rico, y de paso venderles armas para que se maten entre ellos. Hacer experimentos con gente en el tercer mundo como cobayas humanos para avanzar en la industria famacéutica. No sacar posibles curas para ciertas enfermedades por que sale más rentable para dichas industrias seguir vendiendo los fármacos para mantenerla controlada...

Y esto es sólo lo primero que se me ha pasado por la cabeza...

Yo no sé si el mundo estaba decandente antes o si esto es progresivo, pero la sensación de que todo esto nos va a llevar a nuestra propia extinción, es algo que no me quito de encima. De momento se intuye una posible caída de lo que sería el imperio actual... el dolar está muy por debajo del euro, y qué decir de la crisis inmoviliaria de EEUU... Parece que el gigante se empieza a tambalear... y todo esto huele a crisis a todos los niveles...

Espero que no salpique demasiado...

Pero, qué otra cosa se puede esperar de unos seres que, en un momento de su evolución, cercaron un terreno y se creyeron que todo lo que habia en él era de su propiedad... Me pregunto por qué somos nosotros más que nada y por qué regla de tres, el planeta nos pertenece para hacer lo que queramos con él, cuando en verdad formamos parte de él... venimos de él... el concepto de posesión se cae bajo su propio peso...



A veces me gustaría irme a una islita y cultivar mis alcachofas, pero me temo que tampoco solucionaría nada...