Ya se encienden las luces navideñas en el centro de Sevilla, ya hace frío mientras la gente pasea haciendo sus compras, comiendo castañas calentitas o se sientan en un bar, calentito a merendar.
Paseando por las calles, enfundada en mi saco de dormir con mangas, me invade un sentimiento agridulce… me gusta la navidad, me gusta ver a los niños correr por las calles con capas de ropa que parecen bolitas con un insólito sentido del equilibrio, aunque cuando caen, rebotan sin hacerse daño. Me gusta ver a las parejas acarameladitas por la calle, y a las familias de paseo.
A mi mente vienen recuerdos de cuando era pequeña y esperaba impaciente la época en la que poner el portal de Belén y adornar el árbol de navidad. En aquella época, éramos una familia completa, abuelos, padres y hermanos… y entonces tenía sentido. Ahora llego a mi pequeño cuchitril, y pienso: "¿y si pongo un portalito u otro adorno navideño?" pero desecho la idea, ya que sólo estoy yo para verlo… que sentido tiene… supongo que es uno de los inconvenientes de vivir sola…
El otro día compre pastelitos para tenerlos en casa por si venia visita… ya sabéis, navidad = cebarse de chocolate y dulces… Ahora me doy cuenta que me pase comprando, que los amigos hacen visitas de vez en cuando, pero no tan a menudo como para comerse 1 kilo de pasteles antes de que caduquen… supongo que aún no tengo metido en la cabeza del todo que en verdad estoy sola, más aún en fechas como estas… y que no tendré tantas visitas como para sentir que mi casa no esta vacía… la gente tiene sus vidas hechas, sus parejas, sus familias con las que viven… etc. Vamos, que yo también tengo mi familia cerca, pero el hecho de que cada uno estemos por nuestro lado, ya hace que todo sea distinto.
Y por eso ese sentimiento agridulce… se mezcla la alegría del significado de estas fechas, mi regresión al estado de niño feliz que me suele venir en ésta época, junto con la sensación de abrir la puerta de mi casa y que esté vacía, de salir a pasear por el centro y ver como todo el mundo comparte esos momentos con alguien y yo, pues no… Pero bueno, supongo que son épocas… ya vendrán navidades mejores…
¡Felices Fiestas a todos!
Dime, Luna... Si cada noche que sueño, al alba le seguirán realidades de belleza inconmensurable, con las que sentirme viva.
Permíteme crecer, como tú hasta estar plena, enseñame a iluminar como lo hacen los rayos del Sol al despertar por la mañana, rayos que reflejas para alumbrar el camino de los hombres solitarios cuando la oscuridad se cierne sobre el cielo.
Natalis Solis Invicti.
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