domingo, 16 de diciembre de 2007

Diario de una Noctámbula

Noctámbula camina por las calles solitarias de la ciudad. Bien entrada la noche, ya de madrugada, el camino es iluminado por las farolas, que a uno y otro lado, alumbran el asfalto.

El camino es recto, y entre la oscuridad intuye el final de su paseo nocturno. Mientras anda lentamente, mira las sombras de los objetos alargadas. Contemplando como la luz juega al incidir sobre las figuras, sugiriendo escenas de otra realidad, cómo si de sombras chinescas se tratase.

A pesar del frío, Noctámbula avanza sintiendo paz en su espíritu, avanza a través del camino, atenta a la realidad a pesar de que su cabeza se pierde en ensoñaciones. A ella le gusta imaginar cosas en noches tranquilas donde tiene tiempo para sí misma mientras pasea a solas con su alma. Sintiendo como se vacía por dentro de aquellas cosas innecesarias y preocupaciones efímeras que tiene el mundo real, dejando fluir el Todo a través de ella, como si fuera material superconductor, para llegar a un estado cercano a lo que denominamos felicidad.

1 comentario:

Noctambula dijo...

entiendo lo que dices, y por casualidad me tope con este blog :), excelente parrafo el de arriba, todos tenemos ratos "noctambulos" pero pocos conseguimos amar esas horas solitarias en medio de la noche, cuando nuestras almas son mas ligeras y se pierden en los pensamientos. sigue escribiendo, besos :P http://noctambuladiurna.blogspot.com/