Compartiendo el silencio

Compartir es una de las acciones que más agrandan el corazón a las personas que lo practican, y depende de que se comparta, es más facil de practicar o no. Es fácil compartir un helado, una bolsa papas, una cerveza; tampoco es muy difícil compartir una sonrisa, un momento; empieza a ser mas difícil compartir experiencias propias, un secreto, un pensamiento, un beso, y ya, difícil es poder compartir un sueño, una vida...
Entre las cosas más difíciles de compartir, para mi, se encuentra el silencio. Es decir, esa persona con la que puedes estar paseando sin decir nada durante un largo rato y no te sientes violento:
- (que coño le digo? se estará aburriendo? hay que sacar un tema de conversación!)
Oye ¿sabe que en la antigua españa ha habido civilizaciones tan variadas como los celtas, los iberos y los picktos?
- ... ¿Los picktos?

Yo soy de las que piensan (aunque parezca que no, pues suelo hablar por los codos) que si no se tiene nada interesante que decir, mejor callar que llenar el aire con palabras huecas...

Iendo al tema. Esta semana, he compartido muchísimas cosas con alguien muy especial. Entre otras cosas, he compartido justo eso, el silencio. Si por cualquier causa no tenia ganas de hablar o nada que decir, me callaba, y él hacia lo mismo, pero no dejaba de sentirme agusto con esa persona a mi lado, por que con ella, no necesito mostrarme mas que como soy. A parte de eso, muchas veces no hace falta ni hablar. Sobran las palabras cuando observo sus ojos, a menudo su mirada me habla, entonces intuyo que me dice, dejandome accesible un trocito de su alma y con ese tipo de comunicación, las palabras sobran.

Gracias por tu visita,Lobo , gracias por cada uno de los momentos que hemos compartido juntos. Espero que vuelvas con una sonrisa a Vic, ya que aquí has dejado otras en miles de rostros que te han conocido, y una grabada a fuego en el mio. Recuerda que siempre podrás volver a esta estepa sevillana ya que aqui tienes tu casa.